13 de marzo de 2014

Estatuas del pazo de Mariñan

«La nada, aquí». El escultor puso la obra y el pazo la leyenda.
Junto al embarcadero del pazo de Mariñán existe una lápida de mármol con la inscripción “la nada, aquí.” No se sabe si es una referencia filosófica, religiosa, o el desconsolador epitafio de una tumba, pero el caso es que incita a la reflexión, alienta la curiosidad y sirve de apoyo a la leyenda. Sobre todo porque la lápida en cuestión tiene forma de rizo, de aquellos que llevaban las damas en un camafeo junto al pecho; el recuerdo quizá de lo que podría haber pasado en una noche de luna con dos hombres embozados, una dama y una barca, por ejemplo. Habría, desde luego, un muerto.Lo que está claro es que el caballero volvió desde lo eterno, - bien es verdad que en calidad de espectro – para indicarle a su amada la futilidad de los esfuerzos de esta vida: “la nada aquí”, “sic transit gloria mundi”, le dijo, flotando sobre el muro que separa el pazo de la ría. La dama dejó caer el camafeo con el rizo y pasó enseguida a engrosar las filas del “allí”, es decir, del otro mundo, sin que hasta la fecha haya vuelto a aparecer por “aquí”, ni siquiera como espectro.   
Siglos más tarde un escultor coruñés recogió, sin saberlo, el recuerdo del rizo y la visita que, por cierto, se sigue produciendo en cuanto hay una noche de luna y un viajero predispuesto a asumir lo trascendente.










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