A veces en esta vida hay que darse un homenaje y el jueves pasado mi marido y yo nos tomamos el día libre de nuestro "trabajo de padres" y nos fuimos a comer a un sitio que hacia mucho que no ibamos, estaba bastante lleno de turistas, pero habiamos reservado con antelación. Un arroz con bogavante para dos, por supuesto me manche la camiseta jaja, cosas que pasan cuando se come marisco y se disfruta. El próximo homenaje quiero ir a Tira do cordel en Finisterre.
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